jueves, 8 de diciembre de 2011

matar



El periodista indica que son "un testimonio del saldo rojo y arbitrario de la vida"
Con Matar, Carlos Sánchez reúne crónicas de asesinatos violentos en el norte del país
Señala que muchas de las historias del libro proceden de su barrio y de su trabajo en la cárcel




por RICARDO SOLÍS



Como hecho poco usual, dentro de la pasada Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, fue presentada una edición galardonada con el Premio Estatal de Letras de Sonora, en el género de crónica; el libro en cuestión –Matar (ISC, 2011), del periodista Carlos Sánchez– aborda estudios de caso en los que se testimonian muertes violentas en el escenario cotidiano de la frontera noroeste del país y contó con los comentarios de Diego Enrique Osorno y Alejandro Almazán.
Así, Matar es un volumen que reúne 17 crónicas de mediana extensión que, en la estructura que presenta la edición –a cargo del Instituto Sonorense de Cultura–, viene cada una antecedida por un texto breve (nunca mayor de diez líneas) en el que se delinea un nuevo perfil para la acción, estricta, de asesinar.
Conocido por su trabajo periodístico en el género, aunque actualmente labora para una estación de radio pública, Sánchez es asiduo colaborador en diarios locales y nacionales, así como páginas de Internet; de igual modo, por más de tres lustros se ha dedicado a ofrecer talleres en Centros de Readaptación Social en Sonora, tanto de literatura como de fotografía.
El propio Sánchez asegura que “estas crónicas están puestas en el libro para que haya un testimonio del saldo rojo y arbitrario de la vida. Pero también de la constante que se da con la gente que ya está jodida de por sí, la inmensidad de pobres”; es justo en la pobreza y la marginación donde “el filicidio, el parricidio, el incesto, la violación, la venganza, la traición y un gran y creciente etcétera, son tan comunes como las lombrices en la panza de los niños de la calle”.
Asimismo, el autor recalcó durante la presentación que su formación es la del autodidacta, “no fui a la escuela, me interesaba contar historias, es una necesidad de rescatar historias del barrio; me interesa proponer. La literatura es una forma de expresión, convocar, pero jamás pasar desapercibido, escribir de lo que soy. Estoy tratando de que las personas a las que me acerco para indagarlas tengan algo que contar, es una posibilidad de sanar lo que uno tiene dentro”; muchos de estos testimonios proceden de su barrio o directamente de la cárcel, donde ofrece talleres literarios.
Como uno de los poquísimos libros que por parte del catálogo literario de las publicaciones del ISC, en Sonora, se ha presentado jamás en el seno de una FIL, Matar consigue proyectarse y alcanzar una cifra de ejemplares vendidos que superó la veintena, este pasado sábado 3 de diciembre por la tarde.


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